Trapalanda

Vamos a hablar de una ciudad que nunca ha Existido; de una ciudad imaginaria que, como una quimera errante, fue trasladando sus fantásticas torres y su rumor de campanas, desde las Pampas del Norte Argentino hasta las cumbres nevadas de la Tierra del Fuego. Esta ciudad de ilusión se perdió al fin en la inmensidad desconocida de la Patagonia muda y trágica, donde todavía hay ilusos que sin confesarlo, la buscan y la sueñan.

Enrique de Gandía - La Ciudad Encantada de los Césares (1933)

Trapalanda ha sido un Reino subterráneo desde el siglo XVIII, luego que caballeros provenientes del Imperio de los Césares descubrieran el sistema de cuevas interconectadas que unen, debajo de la Argentina, desde el norte de la provincia de San Luis hasta el sur en la meseta de Somuncurá (provincias de Río Negro y Chubut), por el oeste los contrafuertes de la cordillera de los Andes desde Bariloche a Esquel y hasta las sierras pampeanas de la actual provincia de Buenos Aires.

Sus tres entradas principales se encuentran en el noreste de la localidad de El Bolsón, en Lihué Calel (provincia de la Pampa), y en el valle de Conlara, San Luis de la Sierra de los Venados. Entradas secundarias se hallan a lo largo y a lo ancho de un extenso territorio que ocupa el centro-sur de las actuales Repúblicas de Argentina y Oriental del Uruguay.

Sobre Trapalanda reinan amplios desiertos y allí se extienden sus ricas salinas, esas que los sabios del Reino han estudiado a fondo y hasta encontrar la fuente de su bienestar, salud y prosperidad.

Trapalanda bajo la Tierra es un Reino de insospechadas maravillas: la Sal, fruto de la unión Alquímica del Santo Mercurio y del Azufre, ilumina la ciudad capital y todos los poblados y puestos bajo tierra.

La Sal y la más completa colección que existe en el mundo de minerales y rocas ha dado salud y vida indefinida a un pueblo feliz, que no conoce ni males ni perversiones porque se aferra a los libros sagrados que El Tres Veces Santo reveló a la humanidad.

Trapalanda, sus piedras y artefactos

En Trapalanda la Sal ilumina, extiende sus principios vitales de vida perenne y renovada, alarga la existencia y atrae a todas las fuerzas y energías terrestres representadas por los minerales, las piedras, las aguas, los barros, limos y arenas, produciendo un campo magnético increíble.

Todo lo que en Trapalanda brilla está vivo: sus sales, que generan luz en las profundidades y paz en los cuerpos y en las almas, sus piedras que curan, sus imanes que expelen las miasmas, los cristales que refuerzan las tareas y poderes de los Ángeles de Dios, sus maravillosos autómatas, construidos en base a la tecnomagia petrológica, etc.

Una vida nueva, una vida sobre la tierra que calca la felicidad de los hombres de las ciudades secretas, una vida real, o, lo que es lo mismo, una Real Vida, basada en el poder de la liberación de iones (-) de los más sabios habitantes de la tierra: los minerales, los cristales, las piedras, las sales, los metales, las aguas benditas, los lodos, limos y arenas.

Un conjunto de criaturas que constituyen un Tratamiento místico, indoloro, ininterrumpido, que no altera el ritmo de vida y las tareas cotidianas, pero que al breve tiempo...

¡LO CAMBIA TODO!